jueves, 13 de noviembre de 2014

Cuando el que se casa es tu padre...

Parece que está muy aceptado socialmente eso de que cuando llegas a cierta edad (empiezas a rondar los 30...) la próxima persona en pasar por el altar vas a ser tú.

Las abuelas empiezan a ponerte ultimatums y fechas límite, "se te va a pasar el arroz, no sé como lo verás..." y tú todavía no has encontrado con quien comerte ese arroz. "Yo a tu edad ya estaba casada y con 2 niños..." y tú empiezas a ver peligrar ese estado de soltera libre a la vez que te das cuenta de que o te pones las pilas o te harás viejecita con la única compañía de tu gato (sí, adoro los gatos, pero no hasta ese punto).

Entonces un día, a tus 28 años, tu padre te dice que se casa.

A tu padre le ha cundido la vida para casarse 2 veces, claro empezó mucho más joven que tú... A estas alturas deberías de ser tú la que en la próxima reunión familiar soltaras la bomba ¡¡ME CASO!! pero no, el que suelta la bomba es tu padre.

Así que la mítica imagen del padre de la novia...
La hija del novio

...se transforma y da una vuelta de 360 grados.

Y resulta que cuando eres la hija del novio tienes mucho trabajo por delante, si además la novia tiene un hijo y no hay más mujeres implicadas en el evento, tienes EL DOBLE DE TRABAJO, sobre todo si la hija del novio es como yo, y le encanta preparar mil detalles y sorpresas para todos.

El caso es que después de 2 meses frenéticos, (es todo el tiempo que te da tu padre y su novia, no quieren una boda por todo lo alto, así que con 2 ó 3 meses creen que tienen más que suficiente para preparar esa pequeña reunión familiar que será su boda. Ellos sí, tú NO.) por fin, después de esos 2 meses, llega el día de la boda.

Y tú estás más nerviosa que si fuera tu propia boda, nunca habías visto a tu padre tan emocionado, tan feliz y tan guapo!!

Dentro de la sencilla boda que han preparado, tú quieres que haya algo especial, y te has esforzado para conseguirlo. De hecho en los últimos meses has encontrado a tu muy probablemente medio limón, y lo has embarcado en semejante cruzada para conseguir que la boda de tu padre sea perfecta. (Después de ese fin de semana puede quedar patente que sí, ES EL MEDIO LIMÓN que no andabas buscando)

Cuando el que se casa es tu padre, tú querrías estar ahí, casándote también, pero te mantienes en un segundo plano (hasta que un camarero despistado te da la enhorabuena por tu boda al verte vestida de blanco. Si la novia va de negro tú puedes ir de blanco, no pasa nada ;) ) Intentas mantener la compostura y las emociones, pero en algún momento se te escapa esa lagrimita que te delata como "madrina junior" de la mejor boda a la que asistirás nunca.


Sí amigas, Menganita en carne y hueso emocionada de la vida!
Foto by: Sublim fotógrafo

Así es chicas, podrá casarse tu hermana, tu hermano, tu prima o tu mejor amiga; podrás ir a bodas temáticas, a bodas sencillas, bodas por todo lo alto... pero mientras no celebres tu boda, la mejor boda en la que podrás participar nunca, si tienes la ocasión, es en la boda de tu padre. Es la persona que te ha visto nacer, que te ha criado y a la que conoces de toda la vida, ninguna boda a la que asistas se podrá comparar nunca con la boda de tu padre.

Bueno supongo que podrá compararse con la boda de tu hija/hijo, pero sobre este asunto todavía no tengo información para poder contrastar, cuando llegue el momento os lo haré saber ;)

Hoy por hoy lo tengo claro, después de mi boda, la más bonita y especial a la que he asistido ha sido la boda de mi padre.

Sweet kisses amigas!!

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